Soy Juliana, aunque muchas personas me conocen como la Doctora Cuentas. Desde chica tuve una conexión especial con los números. Cuando iba a visitar a mis abuelos en Córdoba, pasaba horas jugando a ser cajera en el almacén, organizando billetes y monedas como si fuera un gran desafío. Sin darme cuenta, esos momentos marcaron el rumbo de mi vida.

Como a muchas personas les pasa, cuando terminé el colegio no tenía claro qué estudiar. Elegí Administración en la UBA porque me ofrecía un poco de todo y pensé que me iba a dar opciones. Con el tiempo, me di cuenta de que este mundo me apasionaba. Fueron años de mucho esfuerzo: estudiar, trabajar, crecer y aprender. Fui docente durante 10 años, tanto en secundaria como en la universidad, enseñando materias relacionadas con las ciencias económicas. Además, hace más de 14 años que acompaño proyectos, ayudando a emprendedores y emprendedoras a organizarse, gestionar y lograr que sus ideas sean rentables y sostenibles.

Sin embargo, mi relación con las finanzas dio un giro importante después de los 30, cuando pasé por una crisis personal y económica. Me encontré sin la estabilidad financiera necesaria para tomar decisiones fundamentales, como definir dónde quería vivir. Ese momento fue difícil, pero también me llevó a replantearme muchas cosas. Ahí entendí que las finanzas no son solo números: son una herramienta para ganar tiempo, autonomía y posibilidades.